El
primer celo de una hembra se observará un poco más allá
de los primeros ocho meses de vida entrando
posteriormente a una secuencia de una vez cada seis
meses con algunas pocas semanas de margen de variación.
Dicho celo se manifiesta con pérdidas menstruales
sanguinolentas durante los primeros cinco a siete días
que irán disminuyendo hasta desaparecer y una fuerte
inflamación de toda la zona genital manifestándose en
un claro agrandamiento de la vulva. En algunos casos las
pérdidas se mantiene durante todo el período del celo
pero ésto no debe ser tomado como preocupante. Se
aconseja no servir a la perra durante los dos primeros
celos.

El
primer tramo del celo se denomina PROESTRO. A partir del
séptimo día se inicia el segundo período llamado ESTRO
y que se extiende hasta el decimocuarto día, siendo éste
el de fecundidad de la perra, debiendo ser considerado
al período del décimo al decimocuarto día como los más
proclives a una buena fecundación.
Un tercer período
devuelve a la perra a su estado normal observándose la
desinflamación total de la vulva; este tramo se
extiende hasta el día 18 o 20. Debe prestarse atención
a este tramo ya que se ha comprobado casos excepcionales
de embarazos aún a los 18 días.
El
proceso
reproductivo necesita básicamente que sea asegurada la
sanidad y buena alimentación de la pareja desde antes
de iniciar la copulación. Es así que los animales
deberán estar libres de cualquier presencia de
parásitos internos y externos, como de todo tipo de
enfermedades trasmisibles a los cachorros. Por lo tanto
deberemos garantizar mediante un control veterinario la
salud de los mismos. Ambos deberán estar vacunados con
vacuna quíntuple o séxtuple con dos meses de antelación.
La hembra deberá recibir un refuerzo a los 45 días de
concretada la fecundación de modo que pueda, en
plenitud, transmitirle a los cachorros los anticuerpos
imprescindibles para su primera etapa de vida. Previo a
la copulación, deberán ser desparasitados así como
también recibirán un adecuado tratamiento que evite
presencia de pulgas y garrapatas.
El
acto copulativo se iniciará juntando a la pareja a
partir del octavo o noveno día de iniciado el celo. Se
produce, usualmente, un proceso de reconocimiento previo
entre los animales. Es aconsejable que la hembra sea
llevada a la casa del macho para concretar el servicio y
no a la inversa. Superada la primera etapa donde incluso
puede haber algún tipo de rechazo, el macho se montará
sobre el lomo de la hembra sujetándola con sus miembros
anteriores. En estas condiciones la hembra será
penetrada y tras unos segundos se producirá el
"abotonamiento" durante el cual se producirá
la eyaculación. Dicho proceso de
"abotonamiento" puede durar unos pocos
instantes hasta 20'.

En esta etapa es conveniente estar
presente para calmar a la perra y evitar que en su afán
de soltarse pueda generarle un daño al macho. Luego
de concluído el "abotonamiento" deberá
evitarse que la perra orine al menos por media hora. Si
bien se puede asumir que la fecundación ha sido
concretada siempre es aconsejable repetir el servicio
dos veces más a las 24 y 48/72 hr. Lo
conveniente es que la perra a partir del día 30 de
embarazo comience a recibir un refuerzo de Calcio en el
alimento diario con el objeto de evitar su propia
descalcificación y la de los cachorros.
La parición se concretará entre
los días 60 a 62 de concretado el servicio; para lo
cual, previamente, debemos acondicionar en un sitio
tranquilo y sin ruidos un lugar limpio con papel blanco
donde la perra pueda parir sin sobresaltos externos.
Dicha paridera deberá contar con un limite que impida
que los cachorros puedan salirse de la misma y una
superficie que mantenga cómoda a madre e hijo.
Finalmente, deberá mantenerse higienizada de un modo
permanente. El ambiente general deberá ser agradable en
cuanto a temperatura debiéndose evitar que los cachorros
sufran frío.

El
día previo al nacimiento la perra se mostrará nerviosa
e inquieta. Debemos orientarla hacia la paridera de modo
que la asuma como el lugar más propicio para dar a luz.
La naturaleza, de modo sabio, ha inculcado todo el
conocimiento a las hembras a la hora de parir. Si bien
saben perfectamente que hacer, pueden darse
complicaciones que obliguen a una ayuda externa; es así
que una mala ubicación del cachorro ameritará que deba
ser ayudada. De complicarse la situación es menester
requerir el auxilio de un veterinario.
Una
vez rota la bolsa comienza el proceso de expulsión de
los cachorros. La perra se ocupará de romper la bolsa
de cada cachorro y de cortarles el cordón umbilical. Si
bien la hembra se ocupa de ello, es conveniente
desinfectar con Tintura de Iodo la zona del cordón
todos los días de modo de evitar infecciones o hernias.
La madre irá repitiendo estos pasos por cado uno de los
cachorros que nazcan al mismo tiempo que los acercará a
su cuerpo para mantenerlos calientes. Completada la
parición la perra se comerá la placenta y limpiará
toda la paridera y completará la higiene de los
cachorros. Debe aclararse que también ella se ocupará
de la orina y la materia fecal de los críos; sin
embargo, éso no invalida que observemos día a día el
estado de limpieza de los mismos para evitar
fundamentalmente obstrucciones de la zona anal.

Los
cachorros se alimentarán con la leche de la madre a la
que se le deberá reforzar la alimentación así como el
Calcio diario. Puede que la perra seleccione las crías
que juzga merecen ser alimentadas, desplazando a algún
cachorro que asume como débil o enfermizo. Deberemos
prestar atención a este hecho ya que obligaría a una
alimentación con jeringa o mamadera del mismo de modo
de recuperarlo hasta que la madre vuelva a aceptarlo. La
leche en este caso deberá ser libre de lactosa.
Entre
el quinto y séptimo día se procederá a cortar la cola.
Deberá seccionarse un poco menos de 1/3 del largo de la
misma. Se suturará con hilo quirúrgico y se
desinfectará la zona con Tintura de Iodo o
desinfectante similar.
A
los quince días de nacidos los cachorros deberán ser
desparasitados ayudándonos con una jeringa con la que le
suministraremos el medicamento en la comisura de la
boca. En este punto deberá desparasitarse también a la
madre y de compartir el ámbito con el macho, también éste
deberá medicarse. A los 35 días de su nacimiento los críos
volverán a ser desparasitados, repitiendo el
tratamiento a los 65 días de nacidos.
A
partir de los 20 días de nacidos los cachorros pueden
empezar a recibir un refuerzo en la alimentación de
leche libre de lactosa y avena para luego ir pasando,
lentamente, a alimento balanceado para cachorros húmedo
en agua o leche.
A
los 40 días de nacidos los cachorros iniciarán una
secuencia sanitaria que implica una dosis de vacuna quíntuple
o séxtuple. Luego, se reforzará con tres nuevas dosis:
a los 55, 70 y 85 días de nacidos.
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