El proceso de enseñanza debe
empezar una vez que el cachorro ha sido integrado a la
familia; en general después de los 45 días de vida,
cuando ya se alimenta por cuenta propia y se puede
desenvolver con autonomía de su madre.
Lo anterior
no invalida que, durante el tiempo que permanece con la
madre, se le efectué un proceso de sociabilización e
integración con el humano. Es así que a partir de los 10
a 15 días de nacido se lo acariciará e higienizará. La
madre también debe ganar confianza en nosotros lo que se
manifestará en permitirnos tomar al cachorro sin
disgusto.

El primer
problema a resolver es el de enseñarle a realizar sus
necesidades en el sitio donde los dueños de casa le han
asignado mientras que el segundo es que se sienta
identificado por un nombre y pueda responder a él
viniendo al amo ante el solo llamado.
Los Terriers
tienen fama de ser extremadamente independientes e
incontrolables. Dicho así parecería casi imposible
domesticar a un Fox. Nada más alejado de la verdad. Es
cierto que tienen vocación de líderes de la manada y
precisamente aprovechando esa característica debemos
hacerle comprender quien es el jefe de la nueva manada
que ahora integra: nuestra familia. La actitud firme por
parte del amo, sin violencia pero con rigidez en la voz,
es el camino más idóneo. Deberá manifestarle con un
"NO" muy enérgico cuando las cosas que
hace no corresponde que las haga y con un tiembre de voz
afectuoso y dulce repitiendo un "MUY BIEN"
cuando lo hecho condice con lo esperado por el amo.
Las
reprimendas como las felicitaciones deben efectuarse en
coincidencia con la falta o el acierto, nunca tiempo
después de producido el hecho ya que el cachorro no
asociará nuestra actitud con la situación acontecida
en el pasado.
En general
los cachorros no realizan sus necesidades en la zona que
asumen como "su" lugar. Más aún buscan
alejarse de él. Esto se complica con perros que habitan
dentro de una casa y que dependen que alguien le abra la
puerta para ir al sitio donde si pueden hacerlo. De
tener un jardín, se deberá estar atento a que el
cachorro muestre indicios de hacer sus necesidades.
Firmemente
se le debe reprender con un "NO" enérgico e
inmediatamente llevarlo al jardín donde se lo felicitará
al momento de efectuar la deposición. Como todavía no
sabe como hacernos notar que desea salir o durante la
noche o mientras está solo en casa durante el tiempo
que estamos trabajando, la solución al problema puede
ser más compleja. Es menester sacarlo rutinariamente
antes de irnos a dormir esperando que haga sus
necesidades y volver a hacerlo muy temprano por la mañana.
Como alternativa durante el tiempo que uno no está en
casa, se puede dejar unos diarios humedos en un poco de
su orina en un sitio cercano a la puerta de salida al
jardín. Recordemos que en su período con su madre asumía
que los papeles eran un lugar donde sin reprimendas podía
efectuar sus deposiciones. Al regresar a casa y si vemos
que ha hecho sus necesidades sobre dicho diario se lo
tomará y sin limpiarlo se lo pondrá en el jardín, dejándolo
salir de modo que vaya identificando el sitio del diario
con el jardín y así definir de a poco donde se deberán
hacer las deposiciones. La situación es más engorrosa
cuando no se tiene jardín y la única opción es el
paseo por la calle. Acostumbrémoslo a desenvolverse con
nosotros desde pequeño con collar y correa. Deberemos
sacarlo temprano a la mañana y tarde a la noche y
cuantas veces nuestras actividades lo permitan
respetando horarios determinados de modo de no alterarle
una rutina definida. La permanencia dentro de casa se
resolverá con la solución del diario. Salvo que sean
una cantidad de horas exageradas, el perro está en
condiciones de retener los deseos fisiológicos durante
mucho tiempo, de modo tal que en pocos meses, los perros
terminan por no hacer nada dentro de su habitat
esperando que llegue el amo para abrirle la puerta al
jardín o sacarlo a la calle.

Es
imprescindible desde cachorro que la mascota tenga su
nombre. Este debe ser único, sin diminutivos, ni
cambios. En lo posible corto y de sonido claro. Dicho
nombre se le debe repetir permanentemente y debe ser el
utilizado para responder a nuestro llamado. Es así que,
poniéndolo a la distancia, agachándonos se deben
palmear las manos y llamarlo por dicho nombre. De
acercarse se lo debe recibir con un pedacito de hígado
o bizcocho de perro o algo que el cachorro asuma como un
premio. Al mismo tiempo se lo debe felicitar acariciándolo
mucho y diciéndole "MUY BIEN". Nunca debemos
perseguirlo ya que puede asumir que ése es el juego y
en vez de venir será uno el que corra detrás de él.
Frente a ésto, una opción es utilizar una soga larga
atada a su collar, repetir el llamado y hacerlo venir
con un suave tirón de la soga. Siempre debemos
premiarlo al llegar a nuestro brazos.
La
opción del premio también funciona al instarlos a
sentarse frente a nosotros. Otra vez se debe usar una
palabra corta y enérgica que funcione como orden.
Usualmente se utiliza el "SIT", sin embargo
nada invalida que cualquier codigo creado en esa comunión
amo-cachorro termina funcionando perfectamente. Es así
que se puede usar el "SENTATE",
"SENTADO", "TATE", etc. Es ideal en
este punto hacerlo estando parado frente al cachorro,
con las manos en el bolsillo o en la espalda, de modo
tal de generar dos factores, la sumisión de vernos a
tanta mayor altura y la curiosidad y expectativa por
saber que aparecerá en nuestras manos desde nuestra
espalda o del interior del bolsillo. Siempre el premio
debe ser una clara tentación y a su vez, causarle
placer al cachorro.
El
mismo criterio funciona para hacerlo permanecer quieto
en un sitio. En este caso el "QUIETO" o
"QUEDATE" o "QUEDATE QUIETO" pueden
funcionar acompañándolo con voz segura y señalándole
con el dedo índice a los ojos donde queremos que
permanezca sin moverse. El ejercicio puede
complementarse con el "SENTATE". Luego se lo
puede llamar para premiarlo y así completamos el círculo
de modo que asuma que el quedarse quieto o sentarse no
es un castigo, sino simples reglas de convivencia dentro
de la manada. |